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El sábado en las III Jornadas Andaluzas de los Trastornos Específicos del Lenguaje (TEL) pudimos escuchar una magnifica exposición de la Dra. Caballero sobre los Trastorno de la Comunicación.
El diagnóstico diferencial se hace difícil por la superposición de síntomas y la evolución de cada uno de ellos, por lo que es preferible ser cautos y no emitir un diagnóstico antes de los 6 años.
Basándonos en el Modelo de Coplan, 2003, podemos clasificar los distintos Trastornos de la Comunicación según el coeficiente intelectual (Con o Sin retraso Mental) y presencia de menor o mayor sintomatología autística como estereotipias, conductas repetitivas, intereses restringidos…
A grandes rasgos, el trastorno de mayor afectación sintomatológica y retraso mental sería el Autismo. Sin Retraso Mental estaría por un lado con sintomatología significativa el Autismo de alto nivel o TGD-no e, con sintomatología leve el Síndrome de Asperger y sin sintomatología el TEL o Trastorno de la Comunicación Social.
El diagnóstico es eminentemente clínico. Es fundamental realizar una completa anamnesis, que nos va a aportar información sobre la existencia de diversos patrones propios del Trastorno Autista y muy raros en niños con TEL como pueden ser síntomas en relación a áreas del juego y exploración del entorno (sensibilidad a ciertas texturas, olores, movimientos extraños o repetitivos, no juego simbólico o imaginativo), en el área social (no sonrisa, no interés por jugar con otros niños…) y a nivel de comunicación sin intención comunicativa, no responde a su nombre…
La sintomatología común de los trastornos de la comunicación son las dificultades del lenguaje, pero una vez que estos trastornos evolucionan, por ejemplo en el Síndrome de Asperger (SA) y los TEL, y los problemas lingüísticos están prácticamente resueltos, los padres siguen quejándose de que la existencia de dificultades que van más allá, y es que el lenguaje afecta al desarrollo de cognitivo al igual que los déficits cognitivos afectan a la adquisición del lenguaje. Nuestra experiencia nos señala un patrón disejecutivo como base de los problemas de lenguaje y de conducta en estos niños, lo cual corrobora y apoya la Dra. Caballero. Dificultades de organización, planificación, secuenciación, flexibilidad mental, control de inhibición y búsqueda de posibilidades entre otras justifican dificultades a nivel social y comportamental, provocando disputas y peleas con los iguales, dificultad para seguir órdenes en clase, en los juegos con compañeros, en casa, adecuarse al contexto…
Es aquí donde entra en juego la figura de un neuropsicólogo especializado en este tipo de trastornos, valorando y diseñando un programa de estimulación que dote al niño de las herramientas y competencias necesarias para disminuir las dificultades consecuentes y favorecer la evolución positiva.
